ÉTICA AMBIENTAL
Ética Ambiental. - La preocupación creciente sobre las relaciones entre ética y ambiente o sostenibilidad, viene extendiéndose en múltiples escenarios, no sólo como desarrollo teórico o conceptual, sino como lineamientos y orientación para la actuación de las corporaciones y organizaciones en general, incluyendo por cierto las académicas. La proliferación de códigos de ética sobre la sostenibilidad o de responsabilidad socio ambiental, viene “marcando el rumbo (vg “cambiando el rumbo: Declaración del empresario mundial para el desarrollo sostenible 1992), en muchas empresas y debería igualmente manifestare en las entidades públicas en todo nivel (nacional, regional, local).
El riesgo sin embargo radica en que este discurso se transforme en un lugar común o vacío, en un contexto meramente de marketing o de moda. Las tareas y la operativización de los postulados ético ambientales, deben implicar también mecanismos de seguimiento, observación, en buena cuenta de participación e información ciudadana que de alguna manera garanticen o eviten la mera retórica. En tanto transformación de las prácticas y formas de concebir la actuación del hombre en su entorno, la ética ambiental supone intensos procesos educativos y axiológicos, no meramente formales. Se pueden enseñar cursos de ética o deontología (ambiental), pero ello no garantiza la “reconversión” por el contrario su conocimiento profundo pueden servir para saber ¿cómo transgredir esos códigos ?. Cabe resaltar que en la PUCP cada vez más crecen los espacios en que se inserta esta dimensión ético ambiental, no obstante todavía hay mucho que hace.
(Pierre Foy Valencia).
Manifiesto por la vida: Por una ética para la sustentabilidad
La ética de la sustentabilidad es una ética del ser y del tiempo. Es el reconocimiento de los tiempos diferenciados de los procesos naturales, económicos, políticos, sociales y culturales: del tiempo de la vida y de los ciclos ecológicos, del tiempo que se incorpora al ser de las cosas y el tiempo que encarna en la vida de los seres humanos; del tiempo que marca los ritmos de la historia natural y la historia social; del tiempo que forja procesos, acuña identidades y desencadena tendencias; del encuentro de los tiempos culturales diferenciados de diversos actores sociales para generar consultas, consensos y decisiones dentro de sus propios códigos de ética, de sus usos y costumbres.
La vida de una especie, de la humanidad y de las culturas no concluye en una generación. La vida individual es transitoria, pero la aventura del sistema vivo y de las identidades colectivas trasciende en el tiempo. El valor fundamental de todo ser vivo es la perpetuación de la vida. El mayor valor de la cultura es su apertura hacia la diversidad cultural. La construcción de la sustentabilidad está suspendida en el tiempo, en una ética transgeneracional. El futuro sustentable sólo será posible en un mundo en el que la naturaleza y la cultura continúen coevolucionando.
La ética de la sustentabilidad coloca a la vida por encima del interés económico-político o prácticoinstrumental. La sustentabilidad sólo será posible si regeneramos el deseo de vida que sostiene los sentidos de la existencia humana. La ética de la sustentabilidad es una ética para la renovación permanente de la vida, donde todo nace, crece, enferma, muere y renace. La preservación del ciclo permanente de la vida implica saber manejar el tiempo para que la tierra se renueve y la vida fl orezca en todas sus formas conviviendo en armonía en los mundos de vida de las personas y las culturas.
La ética de la sustentabilidad se nutre del ser cultural de los pueblos, de sus formas de saber, del arraigo de sus saberes en sus identidades y de la circulación de saberes en el tiempo. Estos legados culturales son los que hoy abren la historia y permiten la emergencia de lo nuevo a través del diálogo intercultural y transgeneracional de saberes, fertilizando los caminos hacia un futuro sustentable.
La ética para la sustentabilidad es una ética del bien común. Este Manifi esto ha sido producido en común para convertirse en un bien común; en este sentido, busca inspirar principios y valores, promover razones y sentimientos, y orientar procedimientos, acciones y conductas, hacia la construcción de sociedades sustentables.
Este Manifi esto no es un texto defi nitivo y acabado. La ONU, los gobiernos, las organizaciones ciudadanas, los centros educativos y los medios de comunicación de todo el mundo deberán contribuir a difundir este Manifi esto para propiciar un amplio diálogo y debate que conduzcan a establecer y practicar una ética para la sustentabilidad.
Ética y sostenibilidad
Etica y ambiente en relación con lo económico y social
El desarrollo sostenible no impide el crecimiento económico. Supone la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo y que se sustenta en el equilibrio ecológico y el soporte vital de las regiones. El Consejo de la Tierra ha dimensionado el Desarrollo Sostenible desde un ángulo interdisciplinario, el económico, el sociocultural y el ambiental, uno y otro incide sobre los demás. En esa vía, la Carta de la Tierra aboga por patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.
Todo partido, todo gobierno y todo parlamentario debe asumir independientemente de su signo, la erradicación de la pobreza como imperativo ético, social y ambiental. Esto debe asegurarse con actividades e instituciones económicas que promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible.
Otro aspecto que debe ser compatible en los compromisos éticos es el avance científi co que debe ser acompañado de dominio de la naturaleza, sin lacerarla, que brinde progreso económico. Se trata de abordar los problemas socio-económicos complejos bajo la perspectiva socio-ambiental. Las ciencias y la economía en el marco del nuevo ethos encarna políticas alternativas que no modifi quen sobremanera los sistemas naturales, a menudo irreversibles, procesos que han tomado millones de años, y que paradójicamente en cuestión de un siglo, con la “modernización”, se han visto amenazados.
Este ethos tiene vinculación con lo que la Carta de la Tierra ha denominado “integridad ecológica”, que incluye “Adoptar, a todo nivel, planes de desarrollo sostenible y regulaciones que permitan incluir la conservación y la rehabilitación ambientales, como parte integral de todas las iniciativas de desarrollo.”
La crisis medioambiental demanda una nueva ética global
El coste que para la salud pública supone el cambio climático será mayor en aquellas áreas del mundo que menos han contribuido a agravar el problema, lo que sin duda genera un grave dilema ético que el mundo desarrollado debe afrontar. Esta es la conclusión que se deriva de un estudio cuyos resultados ha publicado la revista Eco- Health de la International Association for Ecology and Health, y que ha estado liderado por Jonathan Patz, científi co de la Universidad estadounidense de Wiscosin-Madison y miembro durante
una década del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.
Los investigadores señalan que los efectos del cambio climático recaerán de manera desproporcionada sobre las partes más pobres del mundo, señala la universidad de Wisconsin-Madison en un comunicado. Pero no son ellos precisamente los que han generado el problema Nuestro enorme consumo energético está produciendo una gran cantidad de enfermedades en lugares muy remotos para nosotros, afi rma Patz en dicho comunicado. Existen muchas enfermedades graves sensibles al clima, y que se transmiten con mayor rapidez y virulencia como consecuencia de nuestra acción sobre el medio ambiente.
Un asunto moral
Con el nuevo estudio realizado por Patz, se empiezan a cuantifi car científi camente aspectos del cambio climático que adquieren una dimensión ética. Y demuestra lo que, algunos especialistas, entre los que se incluye al Premio Nobel de la Paz, Al Gore, llevan argumentado desde hace algún tiempo: que la crisis del calentamiento global no es un asunto político, sino moral.
Patz ha cuantifi cado la dimensión ética del cambio climático midiendo las emisiones per capita de dióxido de carbono y comparando estos datos con la presencia de enfermedades relacionadas con el clima en las zonas más afectadas del mundo. Los resultados han demostrado un enorme contraste entre lo que padecen aquellos países que han provocado el cambio climático y aquéllos que sufren el impacto de éste.
Los estadounidenses, por ejemplo, producen una cantidad de dióxido de carbono seis veces mayor que la media global (un 25% del total del planeta) pero disfrutan de un riesgo relativo signifi cativamente menor de sufrir los efectos de su propia contaminación que el resto del mundo. Los cambios en los patrones de aparición y propagación de las enfermedades sugieren que el mundo desarrollado debe empezar a buscar soluciones equitativas que protejan en primer lugar a los grupos de población más vulnerables. Según Patz, “muchas de estas enfermedades sensibles al clima afectan a los niños. En el mundo desarrollado necesitamos reconocer hasta que punto nuestra forma de vida está imponiendo un impacto negativo a las naciones pobres y, especialmente, a sus niños”.
Mujeres y niños
Los mapas del estudio de Patz y sus colaboradores que reproducimos en Tendencias, que publican la Universidad de Wisconsin-Madison, refl ejan visualmente el problema: el de arriba representa el tamaño de cada país según su nivel de emisiones de CO2, mientras que en el de abajo el tamaño aumenta a medida que se incrementa el riesgo de padecer enfermedades derivadas (o empeoradas) por cambio climático.
De esta forma, queda claro que los que sufrirán más los efectos de una mala gestión energética y de emisiones de los países más desarrollados serán las regiones más pobres y desfavorecidas de la Tierra y, dentro de esas regiones, los niños y las mujeres serán los que se vean más afectados.
El estudio de EcoHealth alerta por otro lado de que las soluciones potenciales para los problemas de suministro energético del planeta exacerban negativamente el impacto del calentamiento global sobre la salud. En particular, el informe cita la generalización del uso de los biocombustibles, que podría ocasionar otros problemas, como la aceleración de la deforestación, que afectaría al suministro y a los precios de los alimentos, es decir, a los más pobres.
Ética en la frontera. Medio ambiente. Ciencia y técnica. Economía y empresa
En la fi losofía práctica contemporánea se perciben síntomas de agotamiento, esterilidad y cansancio. Se escuchan voces que reclaman con insistencia un retorno, desde una ética de principios, imprescindible, a una ética aplicada a las situaciones concretas de la vida. Se habla de un nuevo giro de la fi losofía práctica.
Después del giro lingüístico, predominante en la refl exión hacia mediados de la pasada centuria, y después del giro pragmático, imperante durante las últimas décadas, estamos asistiendo a una giro aplicado, que desde hace algunos años remueve con intensidad las aguas de la refl exión moral.
Los autores del presente volumen pretenden no sólo detectar problemas emergentes bajo el impacto de la civilización tecnológica en la ética medioambiental, en la tecnoética, en la economía y la información y en la convivencia democrática, sino también ofrecer encuadres de racionalidad para las tomas de decisión sobre los mismos.